Las primeras veces son muy divertidas… Un viaje por el Maratón de Berlín

Una noticia te puede cambiar el día, un maratón te puede cambiar la vida.
Mi nombre es Ana González, tengo 28 años, la realidad estoy que tiemblo de nervios, cuando le dije a Daniel ¿Qué tal si te comparto mi reseña del maratón de Berlín? nunca pensé que me costara tanto trabajo redactarla, es la primera vez que escribo sobre algo que me pasa, sobre algo que vivo, sobre algo que amo hacer.
Todo empezó hace un año…
Cuando mi mamá estaba recuperándose de neumonía y sin querer escuché como le comentaba a mi papá que quería aprovechar esta segunda oportunidad que la vida le había brindado, esa frase me inquieto, me puso la piel chinita, en ese momento pensé que tenía muchos planes y que nunca los concretaba.
18 Octubre 2017 9:30 am
Por cuestiones de la vida, me apareció en mi feed de Instagram que el Maratón de Berlín había abierto su lotería, básicamente de Nueva York me habían mandado un correo de “Gracias por participar pero no es tu momento”, y cuando decidí inscribirme a Berlín mi pensamiento fue “¿qué puede pasar?”, “ya tengo el no”, “coleccionaré correos
bateándome”, “No es la primera vez que me batean”; por primera vez hice algo sin pensar algo positivo.
La verdad anímicamente estaba mal, necesitaba algo nuevo, algo que me ayudará a salir de tan mal momento que había vivido.
El 30 Noviembre 2017 6:32 am
Por primera vez me desperté antes de la alarma para ir al trabajo, en ese momento llegó el correo soñado, lloré y no por tristeza, eso había quedado atrás, me vi gritando como frente al espejo. Todo se resumía a “Felicidades, lo lograste” ni cuando me quedé en la prepa grité tanto como cuando leí este correo. Fue la primera vez que pensé “Changos ya tengo el sí, no pensé llegar tan lejos”.
Llegó el 16 de septiembre 2018 7:00 am.
Me cayó el 20… que digo 20, el 1000, de que era la primera vez que… correría un major, viajaba a Europa y estaba bien entrenada. Mi primer plan se concretaba, veía mi sueño hacerse realidad. Desayuné 4 panes con mermelada, de los nervios que ni me sabían, veía a las demás personas platicando que querían calificar a Bostón, querían un PR y yo estaba por primera vez callada y mi mente repetía “4 horas”.
10:05 am… Llegó el disparo de salida.
Hice platica con una chica rusa en donde nos deseamos suerte y cuando cruce la salida, mi mente no podía creer que ya había iniciado el maratón, en esta etapa me dediqué a ver la ciudad los primeros 20k, a gritar México cuando veía la bandera, es un sentimiento bien bonito que sin conocerte, te den ánimos los latinos en otro país. Por primera vez conocía un país haciendo lo que más amo hacer, correr.
Kilómetro 20… ¿Qué tal el clima?
Una maratón sin sol no es maratón y vaya que me tocó. Algo que todos me decían en mis entrenamientos “te va a tocar frío”, “outfit para lluvia”, “entrena muy temprano”. Por primera vez Berlín en 5 años sacó su sol mas intenso, me tocó un maratón más caluroso que el de la Ciudad de México.
En el kilómetro 28 y yo sentía que ya se me acababa la energía, me empezaba a sentir deshidratada, intenté subirle a la música para que “El Muro” no apareciera.
Kilómetro 30… ¿Qué es el muro?
Para mi, una oportunidad. En mi segundo maratón me tocó conocer por primera vez el famoso “Muro” en el kilómetro 34, de tener un ritmo 5:50 min/km, me llevó a 7:30 min/km, mi mente me traicionó horrible, me dije cosas feas, yo sentía que ir tan lejos y toparme con esto… el sueño de las 4 horas estaba perdido. ¿Lloré? sí, de hecho es el primer maratón que lloró. Me detuve en un abastecimiento de agua en el kilómetro 35 y un chico sueco me dijo que no llorará, que todo estaba en la mente. Él estaba corriendo lesionado de su rodilla y me ofreció correr juntos un par de kilómetros juntos.
Kilometro 37… ¡Pacer, no me dejes!
Vi el señalamiento del kilómetro 37 y junto a mi, el pacer que tenía por meta las 4:30:00, me despedí del chico sueco y emprendí mi último jalón.
Apagué los audífonos, lo alcancé y le dije “Voy contigo, no me dejes”, él me contestó, “nada de eso, todos juntos a la meta” tomé la última mitad de mi gel, por primera vez no vi mi reloj, lo ignoré y me dedique a fluir con mis pensamientos. Esos 5 kilómetros sin duda son los que mas disfruté, en donde hubo más porra, me sentí tan entera, tan plena. Aprendizaje “El Muro” aparece si nosotros lo invocamos.
Kilómetro 42… Puerta de Brandenburgo
La meta soñada, sólo en mi mente pasaba la frase… “Esto lo acaba de pisar Kipchoge” y estoy apunto de terminarlo, por primera vez en toda la ruta pude ver a mi amigo Nico que me gritó en la meta, verlo fue tan reconfortante porque fue cuando me cayó el 20 de que ya estaba por pisar la meta.
Cuando crucé la meta, volví a llorar, vi el tiempo y sin pensarlo ni planearlo, mi reloj marcaba 4:30:15, después de todas las adversidades… lo había logrado…
Cuando me entregaron mi medalla, escuché a los animadores decir que Kipchoge había hecho un tiempo de 2:01:39, ese récord va a vivir por un buen rato y me dio más felicidad porque yo había corrido ese mismo maratón.
Nuevo PR…
Para mi era muy fácil decir, bajé 1 minuto en 10K, bajé 4 minutos en 21k, bajé 2 minutos en 15k, pero bajar 1 hora 6 minutos en maratón ¡dios mío! eso no estaba en lo planes, pero siempre hay una primera vez. Gracias vida por permitirme vivir este sueño, que puedo decir exitosamente que se convirtió en experiencia y aprendizaje.

Por: Ana González

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