Síntomas de que el cuerpo necesita nutrientes
¿Tienes algún malestar? ¡El pan de trigo contiene nutrientes que tal vez te hacen falta para el buen funcionamiento del cuerpo! La malnutrición se refiere a una deficiencia de macro y micro nutrientes así como a un exceso o un desbalance de éstos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que la malnutrición y el sobrepeso pueden coexistir en una misma comunidad e incluso en el mismo individuo. Por ejemplo, un niño con sobrepeso puede presentar deficiencias de vitaminas y minerales.
De acuerdo al Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS por sus siglas en inglés) los principales síntomas y signos de malnutrición en adultos y adolescentes son:
- Pérdida de peso involuntario
- Falta de apetito
- Debilidad constante
- Sentirse cansado a pesar de haber tenido un buen descanso
- Enfermarse continuamente (infecciones recurrentes)
- Requerir más tiempo para recuperarse de heridas y lesiones o enfermedades comunes
- Dificultad para concentrarse
- Sensación de frío la mayor parte del tiempo (como si el “termostato interno estuviera descompuesto”)
- Cabello sin brillo, piel reseca y uñas quebradizas
- Depresión o estado de ánimo bajo sin razón aparente
Los casos más severos incluyen:
- Pérdida de la visión (especialmente en la noche)
- Úlceras en la boca
- Inflamación abdominal
- Anemia
- Ciclos menstruales irregulares
Si has experimentado alguna de estas señales es necesario que modifiques tu dieta y consumas una variedad de alimentos ricos en nutrientes en las proporciones correctas y además bebas suficiente agua simple.
Malnutrición en los niños:
Cuando los pequeños no están consumiendo los nutrientes ni las cantidades necesarias para su desarrollo es posible identificarlo porque:
- No crecen al ritmo esperado
- Están bajos de peso
- Se muestran irritables, ansiosos y tienen cambios de humor espontáneos
- Se cansan antes que sus compañeros o sus niveles de energía son bajos
La malnutrición infantil resulta en infecciones más frecuentes, menores logros educativos y mayores riesgos de mortalidad.[4] La malnutrición en los primeros años de vida también ha sido asociada con mayores posibilidades de desarrollar un déficit conductual y cognitivo.
¡Mejora tu dieta!
¿No sabes por dónde empezar? Sigue esta simple estrategia de cinco pasos:
- Come por lo menos cinco porciones de vegetales y frutas, preferentemente frescas y de temporada. Piensa en el arcoíris e intenta consumir la mayor cantidad de colores que puedas durante el día para asegurarte de que obtengas suficientes vitaminas, minerales y fitonutrientes, tales como los antioxidantes necesarios para una buena salud.
- Consume granos enteros en cada comida. Éstos proveen proteínas de origen vegetal, abundante fibra dietética y carbohidratos complejos para energizar tu día. Los carbohidratos de cereales como el trigo, el maíz y la avena son fácilmente convertidos en energía para tu cerebro y todas las funciones corporales. También son ricos en arginina, un amino ácido necesarios para construir músculos.
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Existen muchos tipos de pan que son densos en nutrientes y que puedes utilizar para crear sándwiches y otros platillos deliciosos. Algunos son altos en fibra, otros ricos en proteína y otros están fortificados con vitaminas tales como ácido fólico.
Por ejemplo, intercambiar el pan blanco por pan de trigo entero puede incrementar tu ingesta diaria de fibra. - Incluye una taza de frijoles u otras leguminosas de tu preferencia en tu plan de alimentación diaria. El frijol negro, garbanzo, lenteja, chícharo y frijol de soya constituyen ricas fuentes de proteína vegetal y contienen altas dosis de fibra soluble, así como hierro y potasio.
- Elige fuentes de proteína animal de buena calidad y en pequeñas cantidades, tales como productos lácteos orgánicos, huevos de gallina libre y aves de corral (free-range), res de pastoreo y pescado de fuentes sustentables.
- Prefiere grasas insaturadas de nueces, semillas, aceitunas y aceites vegetales prensados en frío o que digan “extra virgen” en la etiqueta.
Una dieta deficiente en nutrientes esenciales, en cualquier etapa de la vida, puede tener efectos negativos a largo plazo en diversas funciones vitales del organismo. En casos serios de malnutrición es aconsejable buscar ayuda profesional y consultar con un médico o principal proveedor de salud.