Obesidad Digital, cómo afecta el uso de la tecnología en nuestro peso
La obesidad digital se refiere al abuso de las tecnologías, con una conectividad absoluta. Un fenómeno que puede llegar a generar dependencia y sobrepeso,
Han pasado varios meses desde que comenzó el confinamiento por la pandemia del COVID-19, mismo que nos ha obligado a cambiar ciertos hábitos de nuestras vidas, algunos positivos y otros no tantos.
Si bien la tecnología nos ayuda a seguir trabajando a distancia, o realizando diferentes actividades, también está produciendo ciertos problemas que pueden poner en riesgo la salud física y mental de las personas que hacen uso de ellas.
Actualmente el sobrepeso y la obesidad son reconocidos como una enfermedad que deriva de múltiples factores y por ello requiere de un tratamiento a largo plazo en el que participen expertos de diversas áreas, el cual va más allá de dieta y ejercicio.
Una forma simple de medir la obesidad es el índice de masa corporal, esto es el peso de una persona en kilogramos dividido por el cuadrado de la talla en metros. Una persona con un IMC igual o superior a 30 es obesa y con un IMC igual o superior a 25 tiene sobrepeso.
“Un niño con sobrepeso será un adolescente con obesidad grado 1 y es muy probable que se convierta en un adulto con obesidad grado 2” comenta el Doctor Fernando Pérez Galaz, Coordinador del Instituto de Obesidad y Síndrome Metabólico del Hospital Ángeles Lomas y Director de la Clínica integral Balianz, el cirujano bariatra señala que estadísticamente está comprobado, “si un niño tiene obesidad, de adolescente tendrá resistencia a la insulina y antes de los 20 su probabilidad de tener diabetes es muy alta”, con lo que tristemente, dijo, ese hombre o mujer se va a morir a los 50 años y estará lejos de alcanzar la esperanza de vida del mexicano, que son 70 años y se va a ir reduciendo en los próximos años.
¿A qué hace referencia el término de obesidad digital?
La obesidad digital se refiere al abuso de las tecnologías, con una conectividad absoluta. Un fenómeno que puede llegar a generar dependencia y sobrepeso, afectando a la vida privada y disminuyendo así las relaciones sociales, familiares y el rendimiento laboral, con aparición de aislamiento, ansiedad, insomnio, alteraciones endocrinas, músculo- esqueléticas y/o cardiovasculares.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 25% de las personas, tienen trastornos de conducta relacionados con el uso de las nuevas tecnologías. Algunas señales de alarma que indican una dependencia a las nuevas tecnologías son:
- Privarse de sueño para permanecer conectado durante más tiempo.
- Descuidar actividades, como la familia, estudio o relaciones sociales.
- Recibir quejas de alguien cercano (familia, pareja) en relación con el uso inadecuado.
- Irritabilidad cuando la conexión falla o resulta muy lenta.
- Mentir sobre el tiempo real que se pasa en las diferentes pantallas
- Intentar limitar los tiempos de exposición sin conseguirlo.
En definitiva, la dependencia está ya instalada cuando hay un uso excesivo con pérdida de control, cuando aparecen síntomas de abstinencia ante la imposibilidad de acceso y cuando se producen repercusiones negativas en la vida cotidiana, reduciendo actividad física, ocio, relaciones interpersonales, con las consecuencias nocivas que tienen sobre la salud.
Los adolescentes y niños constituyen un grupo de riesgo en la adicción a las nuevas tecnologías, ya que buscan nuevas sensaciones y están muy familiarizados con ellas. Por esto, la educación familiar juega un papel muy importante para un uso adecuado.
¿Qué “dieta” podemos hacer contra la obesidad digital?
Para Pérez Galaz la obesidad digital es un problema educacional. No nos han dado las pautas suficientes para que sepamos relacionarnos con tanta tecnología. Sin embargo, podemos seguir algunas normas que nos ayuden:
- No utilizar durante las comidas móviles, videojuegos, para evitar distracciones y aprovechar ese tiempo para la comunicación familiar.
- Potenciar el ocio saludable mediante la lectura, el cine, las manualidades, actividades culturales.
- Fomentar el deporte y las actividades en lugares seguros y tomando las medidas de protección necesarias.
- Fomentar el uso de juegos y aplicaciones más saludables, que impliquen movimiento y reduzcan el sedentarismo.
- Limitar el tiempo de uso
- Es preferible colocar el ordenador, televisión, videoconsolas en espacios comunes y no en habitaciones, facilitando de esta forma la interacción familiar.
- Tener los teléfonos móviles lo más alejados posible cuando nos vayamos a dormir, para evitar que sean lo último que vemos al acostarnos y lo primero al levantarnos.
En definitiva, tenemos que aprender a desconectarnos para remediar este problema, el mejor momento para acudir con un especialista, subrayó, es antes de permitir que tres kilos de más se conviertan en cinco y luego en 10 y acaben siendo 20 o más.
Es fundamental tener un automonitoreo del peso “y si tenemos ya un problema de sobrepeso o un problema de obesidad, hay que acudir con un especialista que trata la obesidad, no que enflaque gordos, no que le den la pastillita para que en 25 días baje, eso no existe, deben saberlo, es todo un proceso, y no hay recetas mágicas, la obesidad es un fenómeno que se construye a lo largo del tiempo…” Finalizó Fernado Pérez Galaz.