Estrenando la etiqueta dorada de la IAAF, el pasado 24 de febrero se llevó a cabo el medio maratón de Guadalajara convocando a más de 13 mil corredores de todo el mundo.
Por cuarta ocasión consecutiva corrí el Medio Maratón de Guadalajara, Jalisco. Desde la primera vez en la que participé se convirtió en mi carrera favorita; su logística, ruta, organización y sobre todo ambiente habían provocado una grata experiencia que cada año me motivaban a continuar corriéndola el siguiente año e invitar a más amigos a disfrutar de esta vivencia.
«¿Recuerdas la cantidad de gente apoyando en el maratón de CDMX? Pues es algo parecido, no hay kilómetro donde no veas gente alentando, dándote agua, hidratación, dulces o algo de fruta», les decía a todos mis amigos.
En esta ocasión el 21k Electrolit GDL estrenaría la certificación dorada de la IAAF, obvio tenía que estar ahí, tenía que prepararme mejor para este gran evento, iba a correr la misma ruta que otros corredores elite de gran categoría, debía dar mi mejor esfuerzo y superar mis propias expectativas.
Ahora viajaba con mi equipo (#KunuMx) desde la Ciudad de México, habían sido algunas semanas intensas de preparación trabajando velocidad, técnica, distancias y fuerza; tratando de igualar algunas condiciones a las que nos enfrentaríamos en esta ciudad – clima y tipo de ruta – agregando una dieta e hidratación para estar en gran rendimiento.
El clima estaba nuestro favor, a pesar de que días pasados tuvimos un poco de lluvia en Guadalajara. La organización para los bloques fue inmejorable, se revisaba continuamente que todos los corredores estuviéramos en nuestra sección. En punto de las 6:50AM salieron los atletas con discapacidad, acto seguido se anunciaron los atletas elite que estarían participando, entre los que podemos destacar a los mexicanos Esmeralda Rebollo y Juan Luis Barrios, quienes recibieron la premiación especial a mejores mexicanos, registrando un tiempo menor al solicitado para ser atleta bronce de la IAAF.
Llegó la hora, con una Glorieta Minerva totalmente iluminada y acompañada de fuegos artificiales anunciaban el conteo regresivo en las pantallas del arco de meta para continuar con el disparo de salida, eran los últimos instantes antes de comenzar y en mi mente únicamente estaba el pensamiento de evitar la experiencia de mi último medio maratón y confiar en el entrenamiento.
Con una ruta demandante que desde el KM 1 nos pone un puente y vueltas con cambios de ritmo, pasamos por diferentes lugares emblemáticos de la ciudad, y en cada lugar que pasaras había demasiada gente apoyándonos, echándonos porras, regalando fruta, dulces, o algo de hidratación, también encontré a Charly, un niño con Síndrome de Down que desde la primera vez que lo vi (en 2016) me motivó a seguir con solo chocar su mano.
Fueron 7 kilómetros que corrí un excelente ritmo, con tiempos positivos junto a Mario, un integrante de mi equipo y Sachiko, mi novia con la que entrené el 90% para lograr nuestros objetivos; lamentablemente mi estómago me jugó una mala pasada que me hizo perder el ritmo y parar dos ocasiones. En la segunda parada me encontré al pacer de 1:40hrs, a él lo acompañaban otros dos miembros de mi equipo, Gustavo y Aaron; fue triste para mi haberme preparado tanto para que me sucediera esto, por un momento pensé en irme al paso del pacer y dejar atrás mi objetivo y tener una nueva marca. Fueron algunos metros los que los acompañé, me sentí un poco mejor y comencé nuevamente tratando de recuperar el ritmo.
Por toda la ruta me encontré con familiares y amigos de corredores, grupos musicales que iban desde mariachis hasta de rock, luchadores que estaban ahí alentando y chocando la mano, otros equipos que sin importar la playera estaban gritándote apoyos o atendiendo diversas necesidades y estudiantes de la Universidad de Guadalajara. Algo que sin duda, es lo mejor del Medio Maratón de Guadalajara.
Justo antes de llegar a la meta vi a lo lejos al pacer de 1:35hrs, yo ya sabía que no había mejorado mi tiempo, pero no por eso iba a rendirme, poco antes de la meta lo pasé y paré mi reloj. El reloj oficial pasaba la hora con 38 minutos, no lo había conseguido, dentro de mi existían sentimientos encontrados, por un lado no haber logrado mi objetivo personal, pero por otro, saber que sin ese malestar lo pude haber logrado y que en el tiempo del reloj (porque se pone autopausa) había estado a tan solo unos segundos de mi mejor tiempo.
Adelante de la meta estaba la zona de recuperación, y después un apartado donde verificaban que pasaste por todos los tapetes para certificar que lo corriste completo, si salía en rojo tenías también la opción de pasar a aclaraciones para rectificar su validez, y si salía en verde pasabas a la zona de entrega de medallas donde nuevamente niños con síndrome de Down te ponían en el cuello la medalla – que representa un pétalo de flor Huichol, su sonrisa y felicidad al entregarlas fue lo máximo, gracias.
Sin duda alguna lo sigo diciendo después de 4 participaciones, el #21KElectrolitGdl es la mejor carrera de México, tienen bien merecida la certificación dorada. ¡Nos vemos en el 2020!
Gracias a todo mi equipo Kunu que nos acompañó.
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