Cómo funciona la vacuna contra COVID-19

Después de vacunarnos, es importante seguir usando cubrebocas, mantener el distanciamiento social y la higiene de manos como pilares fundamentales de la salud pública.

 Las vacunas son centros de entrenamiento para el sistema inmune, que lo preparan para responder ante una infección. Están conformadas por antígenos o componentes de un patógeno que no causan enfermedad, pero que al administrarse en el organismo provocan una respuesta del sistema inmune que puede combatir a los microorganismos en caso de entrar al cuerpo.

Existen cuatro maneras de desarrollar vacunas contra el SARS-Cov-2, virus causante del COVID-19: a) virus, b) ácidos nucleicos (ARN), c) vector viral, y d) las basadas en proteínas.

Funcionamiento de la vacuna ARN

Las primeras vacunas aprobadas contra COVID-19 fueron del tipo ARN. Estas son creadas a partir del código genético del virus, modificándolo para que no sea una amenaza para el cuerpo, y envolviéndolo en una cápsula de nanopartículas para evitar que se degrade.

Cuando inyectan la vacuna en una persona, este ARN llega a las células y son producidas miles de réplicas, con lo que el sistema inmune produce los anticuerpos y células necesarias para combatir el virus, en caso de que entre al organismo.

Los efectos secundarios más frecuentes que una persona puede experimentar son: dolor, fiebre, fatiga, escalofríos e hinchazón localizada en la zona de aplicación. Estas reacciones significan que la vacuna está trabajando para enseñarle al cuerpo cómo luchar contra el virus. Para la mayoría de las personas, estos efectos no durarán más de tres días.

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